DESARROLLO DE LA MOTRICIDAD FINA A TRAVÉS DEL JUEGO

La motricidad fina es la habilidad que nos permite realizar movimientos pequeños y precisos con las manos y otras partes del cuerpo. A través de ella, los niños y niñas desarrollan destrezas esenciales como encajar piezas, manipular objetos y coordinar el movimiento de pinza entre el pulgar y el índice. Estas acciones, que parecen simples, son fundamentales para su desarrollo integral y autonomía en la vida cotidiana.

Por esta razón, en el aula se implementan diversas actividades lúdicas y estimulantes que buscan fortalecer estas habilidades. Utilizando materiales atractivos y propuestas creativas, se capta la atención de los estudiantes, favoreciendo tanto la concentración como la participación activa a través del juego.

Bajo objetivos pedagógicos como “adquirir control y equilibrio en movimientos, posturas y desplazamientos en diferentes direcciones” y “resolver desafíos prácticos incorporando mayor precisión y coordinación”, se dispone de un circuito de estaciones de juego. En pequeños grupos, los niños y niñas exploran distintas propuestas diseñadas para reforzar la motricidad fina: transportar pompones con cucharas o pinzas de ropa, construir torres con bloques de encaje, pescar objetos con precisión desde recipientes o desplazarse por caminos imitando animales familiares.

El espacio del aula se adapta especialmente para esta experiencia, organizando las estaciones en diferentes mesas y contando siempre con el acompañamiento atento y cariñoso de las tías de aula. Así, en un ambiente preparado con intención educativa y afectiva, los niños aprenden jugando, la forma más natural y significativa de crecer.